La actual Ciudad de Cuernavaca estuvo dividida en barrios en su parte central (Tecoac, San Juan, San Francisco, Santo Cristo, San Pablo) y rodeado de poblados que ya se han integrado a la mancha urbana, casi todos desarrollados alrededor de un templo asentado sobre un antiguo teocali prehispánico.
Comenzando por el norte nos encontramos con el de Santa Maria Ahuacatitlan. Por su nombre autóctono, que nos recuerda ese sabroso fruto que es el aguacate, podemos decir que existió una fundación antes de la llegada de los europeos, probablemente tlahuica.
En el siglo XVI se estableció allí una vista del convento franciscano de Cuernavaca, cuyo templo, modificado durante los tres siglos siguientes, esta dedicado a la Asunción de María.
Esta edificación típica de la época es de una sola nave con bóveda de cañón corrido, amplio ábside y coro, semejante a los de atlacholoaya, huitzilac, Cuernavaca y Tetecala.
Su portada denota la mano popular y en sus decorados de argamasa vemos todavía dos nichos, cuyas sagradas imágenes han desaparecido, uno a cada lado del gran portón con arco de medio punto. Enmarcan este acceso pilastras y friso de peculiar diseño. Cuatro pináculos rematan este frontis de ingenia intención plateresca. La torre, de base y dos cuerpos debe ser del siglo XVII.
Complementa el conjunto un generoso atrio con su correspondiente barda, una capilla anexa del siglo XVII y una amplia sacristía. Durante la gesta revolucionaria adquirió esta zona gran forma por ser el campo de acción del temido guerrillero Genovevo de la O.
Continuando por el Norte, otra vista del mismo convento, la capilla de los Santos de los Reyes de Tétela del Monte, presenta claras muestras de haber sido una construcción modesta, quizá una capilla abierta, que fue creciendo conforme pasaban los años, hasta quedar como un templo de planta rectangular, con cañón corrido ábside y coro. La fachada representa un bien proporcionado frontón que contiene la ventana de coro.
Quizá lo mas interesante de este conjunto es la construcción escultórica que John Spencer, ingles avecindado hace muchos años en Cuernavaca, ha realizado tanto una sustitución de la derruida barda atrial como en la nueva capilla abierta, al sur del templo.
Este barrio se ha caracterizado por sus abundantes apantles que conducen el agua a infinidad de viveros que todavía funcionan en la zona.
Todavía en el norte, pero caminando un poco al oriente, nos topamos con el barrio que se desarrollo alrededor de la capilla de San Lorenzo Chamilpa. De manera similar a sus congéneres, fue una visita del convento de Cuernavaca, construido a mediados del siglo XVI y modificada posteriormente.
Presenta una sencilla fachada, casi lisa, así como una torre de un solo cuerpo. La barda y puerta monumental presentan características del neoclásico del siglo XIX.
Más hacia el oriente encontramos un curioso caso de un convento franciscano que, o nunca se terminó, o fue derruido, el de Ocotepec. Se sabe que su fundación fue en 1582, pero de esa época sólo se conserva la hermosa arquería, a un costado del templo, hoy dedicada al divino salvador, ostenta las esculturas de San Pedro, con sus llaves y San Pablo con su espada. La recamada ventana del coro ostenta una inscripción latina entre decorados mudéjares.
Todavía más hacia el oriente está San Nicolás Tolentino de Ahuatepec. Otra capilla del siglo XVI reformada posteriormente. Su portada original, de extrema sencillez, presenta un vano alargado con arco de medio punto, flaqueado por columnas con desproporcionados capiteles que enmarca la leyenda “esta es casa de ocasión” (sic). Una extraña torre – espadaña posteriormente, alteró desproporcionadamente el conjunto.
Acercándonos un poco al centro nos topamos con Tlaltenango con su capillita de San José, quizá la primera que se construyo en América continental, adyacente al santuario de la Virgen de los milagros, del siglo XVIII, Cerca está la preciosa capilla de San Jerónimo, pertenecientes al mismo barrio.
Estas tierras pertenecían a la Antigua Hacienda de Temixco, en la actualidad reconocido por la producción de aguacate.
Hacia el oriente del palacio de Cortes esta el Barrio de Amatitlán, cuya capilla ha desaparecido, levantándose otra mucho más reciente, de grandes proporciones pero de no muy feliz aspecto. A un mas al oriente esta el barrio de Cantarranas, aunque no se detecta ninguna plaza central ni templo, todavía conserva su nombre. En la zona centro, en el sitio que hoy ocupa el Teatro Morelos estuvo el Templo de San Pedro, se cuenta se levanto sobre el antiguo Tecpan.
El barrio de Acapantzingo debió haber sido importante, a juzgar por su tamaño y la categoría del Teocali que sirvió de basamento a la Iglesia de San Miguel Arcángel.
Sobria pero sólida construcción del siglo XVI con modificaciones importantes en el siglo XVIII, imafronte curvilínea y solitaria torre de tres cuerpos con escalera exterior. Existe otro templo en este barrio, el de San Diego de Alcalá de posterior factura, pero especial en su minúscula belleza.
Con marcadas semejanzas a la anterior se nos presenta la preciosa Iglesia de Chapultepec, dedicada a San Juan Evangelista y que fue vista del convento Franciscano de Jiutepec. Al costado sur nos cautiva un bello portalito con columnas de mampostería y techo de teja. Su cruz atrial había quedado incrustada en la escuela que esta al otro lado de la calle y recientemente a sido trasladada al interior del actual atrio.
San Antón al poniente, ha sido el barrio de los alfareros y viveristas por excelencia. Se desarrollo alrededor de la capilla de San Antonio de Padua de semejantes características a sus vecinas: vista del siglo XVI modificada posteriormente.
En el extremo sur encontramos el barrio de Chipitlán, donde según la tradición se construyo el templo, ahora desaparecido, sobre el teocali dedicado al Dios Hipe, de allí el castellanizado nombre.